Conocí (literariamente hablando) a Lesley Arfin hace un par de años, cuando su brutal Querido Diario cayó en mis manos con una mezcla de asco y fascinación. Estos días volví a ver su nombre en los títulos de crédito de Girls. Enseguida entendí qué tipo de conexión unió a Arfin con Lena Dunham.
Lesley forma parte de la élite de la contracultura norteamericana, si es que puede existir tal cosa. Comenzó escribiendo para la muy underground (y a ratos escatológica) revista Vice a través de una serie de artículos titulados «Querido Diario», donde relataba de forma totalmente impúdica sus años adolescentes, amistades, amantes, drogas, delirios y escarceos. Aquellos textos dieron forma al posterior libro autobiográfico, cuya dedicatoria reza: «Este libro es para mis padres. Por favor: no lo leáis.»
Lesley es la chica molona del periodismo gonzo. Sin escrúpulos, sin mojigatería, sin pudor. En su libro hace una cosa que todos soñamos con hacer pero nunca nos atrevimos: contactar a todos los personajes de su pasado que fueron importantes para ella; intentando aclarar el porqué de ciertos acontecimientos que desencadenaron en desastre. En este caso en concreto, en el desastre de la heroína. Las reflexiones de su primera juventud se actualizan y ponen en contexto desde el presente, en un interesante ejercicio de distanciamiento, de «poner todo en su lugar».
Este libro cuenta la historia de todas las chicas que se sintieron excluidas y aun así se enamoraron perdidamente del tío más guapo del colegio. También cuenta la historia de cualquiera que haya idolatrado a otro pensando que era guay y luego se ha dado cuenta de que era un gilipollas. Es sobre lo jodido que es ser una adolescente y sobre lo mucho que uno lo odia cuando está ahí y lo mucho que te llena el corazón recordarlo cuando ya eres adulto. Espero que todo el mundo que lo lea cometa tantos errores como yo. No olvides que los errores sólo valen cuando han quedado escritos en un diario. Si estás perdido en el mar de los veintimuchos y no sabes qué hacer con tu vida, igual convences a alguien para que te lo publique.
El prológo de este particular viaje a los infiernos está escrito por su amiga Chloe Sevigny, otra it-girl neoyorkina poco convencional. Comienza como una preadolescente rebelde en Long Island y termina como una yonki con vaqueros de Marc Jacobs en la clínica Betty Ford. En la edición española del libro, la chica de la portada es la jovencísima escritora Luna Miguel.
Lesley llevó los instintos autodestructivos de la adolescencia hasta el límite, convirtiéndose en la antiheroína de nuestras más oscuras fantasías. Hoy está rehabilitada, escribe para publicaciones como Nylon, I-D o Dazed&Confused y forma parte del elenco de guionistas de la serie de moda de la HBO. También pincha ocasionalmente y es estilista de moda a ratos.
En este vídeo nos enseña su apartamento y su guardarropa, lleno de reliquias de los 90s.
Propietaria de una nariz harto complicada que no le resta nada de encanto, tiene un extraño atractivo y un estilazo, a qué negarlo. También fue novia de Terry Richardson, hasta que se cansó de ser «la fea que jugaba a a videojuegos y comía pizza entre chicas perfectas».
En su página web podrán leer algunos de sus artículos. No voy a entrar a discutir su calidad literaria, a algunos les parecerá una moderna en el peor sentido; pero desde luego, no se puede decir que no haya encontrado su propia voz. A mí personalmente, me encantaría tenerla como amiga. Es la típica chalada del instituto que nos llevaba por el mal camino, pero que caía bien porque tenía algo puro y verdadero que no tenían las demás.
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